HISTORIA DEL JUDO KODOKAN
Sinnosuke Kano, luego llamado Jigoro Kano, nació en Mikague, provincia de Hyogo, en la isla de Nippon, el 28 de octubre de 1860. Era el
tercer descendiente varón de la familia Jirosaku, hijo de un alto funcionario de la Armada Japonesa. En 1870, a los 11 años de edad, su padre lo traslada a Tokio y estudia la cultura occidental,
idioma inglés y alemán, con profesores extranjeros. Desde muy joven se interesó por el Ju-Jitsu como una forma de compensar su endeble contextura física. En 1874 ingresa a la Facultad de
Literatura de la Universidad de Tokio. En 1877, contando con 18 años, ingresa a la escuela de Ju-Jitsu estilo Tenshin-Shinyo, del maestro Fukuda. En 1879, los maestros Iso y Fukuda incluyen a
Jigoro Kano en una demostración del arte marcial ofrecida al ex presidente de los EEUU, Ulisses Grant. Poco después, fallece el maestro Fukuda y Jigoro ingresa en el Dojo del maestro Masatomo
Iso, cultor del Tenshin Shinyo-Ryu. En 1881 continúa con el estudio del Kitoh-Ryu, del maestro Okubo.
Reconociendo el gran valor educativo y la riqueza de estos estilos, Jigoro Kano se propone efectuar una síntesis elaborada y sistematizada de los mismos a los fines
de preservarlos para la educación cultural y física de las generaciones futuras del Japón y el resto del mundo. Para ello, crea en 1882 su propia escuela de Ju JItsu, que llamó Kodokan Judo
(Kodokan es "Casa que enseña el Camino" y Judo es “El Camino de la Gentileza o Suavidad”) en el templo de Eishoji. Su escuela estaba dedicada a la enseñanza de un nuevo Ju-Jitsu que incluyó
principios éticos y morales del antiguo Budo, elaborando una doctrina propia y eliminando de la práctica corriente las técnicas más peligrosas, a fin de darle la forma de un deporte de uso
escolar, sin distinción de tamaño corporal, sexo o edad.
Jigoro Kano fué también uno de los impulsores de la creación en 1885, del Budokukai, o Asociación de Artes Marciales del Japón, organismo que se ocupó del
desarrollo, difusión y organización de distintas artes marciales japonesas. Gracias a esto, se ha podido preservar para el futuro un legado cultural de enorme valor para el mundo.
Algunos de los principios filosóficos en los que se basó Kano para la nueva disciplina se resumen como sigue:
• La verdadera esencia del Judo es nuestra liberación por la total disponibiliad de cuerpo, mente y espíritu.
• De nada sirve vencer sin convencer.
• Dominando el arte y el espíritu del combate se trasciende toda noción de victoria o derrota.
• El Judo es una forma de vivir, donde el verdadero adversario a vencer es uno mismo. No está restringido sólo a los hombres, ni a los luchadores
de alto rendimiento, que son sólo una faceta del amplio espectro de personas que pueden sacar provecho de él. Por lo tanto, se debe procurar su difusión hacia las mujeres, los niños, los ancianos
y en general a todas aquellas personas que no buscan un logro deportivo sino encontrar algo que les ayude a su fin trascendental.
• Máxima eficacia en el uso de cuerpo y espíritu. No excedernos en el uso de la fuerza con el débil (Seiryoku Zenyo).
• El orden, armonía, ayuda y concesión mutua en el Dojo y en la vida llevan a la amistad, prosperidad y beneficio mutuos (Jita Kyoei).
TEXTOS ELABORADOS POR RUBÉN DARÍO GONZÁLEZ 5TO DAN CAJ. PERMITIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL POR CUALQUIER MEDIO SIEMPRE QUE SE CITE LA FUENTE.
Bibliografia
- Kano, Jigoro. 1976 Judo. Editorial Eyras, Madrid.
- Kawaishi, Mikonosuke. 1975. Judo, las siete Katas. 6ª Edición. Ed. Bruguera, Barcelona.
- Laserre, Robert. 1961. Manual práctico de Judo. Ed. Hispano-Europea, Barcelona.
- Ríos, Carmelo H. 1996. El espíritu de las artes marciales. 2ª Edición. Ediciones Obelisco, Barcelona.